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Artículo extraído de El Rincón de Martinico; sobre el valor de los términos y el significado de los mismos en las clases populares.
Cuando hablamos de la izquierda desde una perspectiva genérica podríamos decir que dentro de esta entrarían todas las personas que se identifican con una serie de ideales progresistas de cara a la mayoría de la sociedad, siendo indiferente de esta forma, la procedencia marxista, libertaria, ecologista o feminista de tales ideas, ahora bien, si entendemos tal concepto desde una perspectiva histórica, podríamos decir que la izquierda ha sido correctamente vinculada a sus orígenes parlamentaristas de la Francia de finales del siglo XVIII, lo cual no quiere decir, que dicha historicidad(la cual debemos de conocer debido a que dicho término es anterior al nacimiento del marxismo como teoría política) ponga frenos a una nueva concepción de la izquierda desde presupuestos municipalistas y asamblearios al igual que nítidamente ecosociales y feministas.
Por lo que a mí respecta, me ha costado bastante tiempo entender que ser de izquierdas no es tanto la identificación con los orígenes de los que proviene tal término o su posterior aplicación, si no que por el contrario , lo que me resulta realmente importante de analizar es la concepción que este término tiene en la actualidad a nivel sociológico entre las capas sociales de nuestra sociedad, por lo que sería un error desde mi punto de vista, que aquellas personas que venimos de una línea de pensamiento comunista libertaria y ecologista rechazáramos tal concepción de pleno, ya que tal acción además de provocar la confusión entre la mayoría de la población dejaría en bandeja tal concepto a una izquierda que en los pasados decenios no supo llevar a cabo un proyecto el cual decía representar.
Es por ello por lo que son los nuevos paradigmas ligados al asamblearismo, el municipalismo, el decrecimiento supra industrial en favor del crecimiento en lo ecológico y lo social, la promoción de lo local, la relocalización del consumo y producción junto con el empoderamiento de las clases populares, algunas de las vías que nos podrían llevar hacia una nueva coyuntura en la que el territorio se encuentre vivo y defendido por unas sociedades que busquen la sustentabilidad, y no tanto ,la generación de riqueza en torno a factores única y exclusivamente económicos.
Son nuestras gafas sin graduar junto con nuestro afán de ganar y ganar algunos de los motivos que nos llevan hacía un acantilado del cual no podremos “recular” a no ser que entandamos aquí y ahora que somos nosotras/os y es nuestro presente el que debemos cambiar.
Para ello deberemos utilizar todas las grietas que nos deje un sistema enfermo pero tozudo de abandonarnos, viendo en el municipalismo asambleario una herramienta fundamental para adquirir unas cuotas de empoderamiento hasta ahora inexistentes. Por otro lado, no han de ser tanto desde mi punto de vista, la suma de siglas de Podemos, Equo o Izquierda Unida/PCE(esto no quiere decir que no podamos llegar a acuerdos con personas de tales formaciones) las que conformen o propugnen el municipalismo trasgresor y vinculante, si no que por el contrario, serán los individuos desde abajo de la mano del asamblearismo y la democracia directa, las que verdaderamente consigan llevar adelante candidaturas municipales que se confronten al estado capitalista.
Siendo estos sujetos de organización desde la base los que lleven a cabo un desmantelamiento progresivo de las clases dominantes y de los políticos profesionales que viven de la gestión continua de nuestras vidas, en favor, de una sociedad empoderada y participativa donde cada una viva con lo que precise sin ostentación ni lujos estratosféricos, viendo en la delegación un sistema rotativo permanente y continuo entre las personas más involucradas en los proyectos políticos de cambio.
En tal foro cabemos todas las que no cabemos en su sistema capitalista, dicho lo cual, solo nos queda dejar de lado las siglas para vislumbrar la luz a través de un túnel el cual se han encargado de dinamitar hace mucho tiempo por des interés de un proyecto vivo , rebelde y teorizado que enfoque este nuevo siglo desde otros presupuestos ideológicos y revolucionarios, más ligados al vivir mejor con menos, es decir, menos bienes materiales para la consecución de más bienes sociales.
“Sin un decrecimiento político e institucional (en el buen sentido de este último concepto) acompañado de un respeto al medio ambiente no hay cambio real posible”